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Muchos trabajos sobre la historia de Galicia coinciden en que su población no sufrió grandes cambios a lo largo de la historia. Aunque hubo presencia de Suevos y de Romanos, esta presencia no fué muy significativa para el total. Tampoco hubo asentamientos de población procedentes de otras zonas de la península, hecho que si tuvo lugar en otras partes del territorio.
Se sabe también que siempre hubo un gran número de asentamientos o núcleos donde vivía gente y que estaban distribuidos a lo largo de todo su territorio. Prueba de ello es el gran número de "castros" que existen, y los que quedan aún por descubrir o excavar!. De hecho, se estima que corresponde una media de un castro por parroquia!! (según refleja Rubén García Álvarez en su estudio de 1953 "Castros de un valle gallego - los del Ribeiro de Avia"). Varias son las razones por las que se puede explicar esta diseminación, por ejemplo la orografía del terreno o la abundancia de agua para asentarse!!
El mapa del Dr Rubén García no menciona ningún castro con el nombre de Vilar de Condes puesto que, como el mismo indica, considera a esas tierras como ya no pertenecientes al Ribeiro. El caso es que dado que cataloga castros en Moimenta y mismo en Vilariño, lo lógico sería que también hubiese asentamiento castrexo en el entorno de Vilar de Condes.
Recientes hallazgos confirman esto último. Se han encontrado petroglifos en piedras (tipo cazoletas) y un sepulcro escavado en roca en un montículo que pudo albergar un pequeño castro en tiempos pasados.
Con todo, la historia de As Fermosas y del resto de lugares que conforman la parroquia está intimamente ligada al monasteiro de Melón cuya fundación se estima anterior al siglo XII. Tal como relata el historiador Hipólito Sa Bravo en su estudio sobre este monasteiro publicado en la colección "Cuadernos de Arte Gallego" (Ediciones Castrelos, Vigo 1968), la primera prueba documental que siempre se cita cuando se habla de su origen es el privilegio otorgado por el rey Alfonso VII, en mayo de 1142, al abad Giraldo, monje cirterciense llegado de Claraval para implantar esa ordén en dicho monasteiro.
Se sabe también que siempre hubo un gran número de asentamientos o núcleos donde vivía gente y que estaban distribuidos a lo largo de todo su territorio. Prueba de ello es el gran número de "castros" que existen, y los que quedan aún por descubrir o excavar!. De hecho, se estima que corresponde una media de un castro por parroquia!! (según refleja Rubén García Álvarez en su estudio de 1953 "Castros de un valle gallego - los del Ribeiro de Avia"). Varias son las razones por las que se puede explicar esta diseminación, por ejemplo la orografía del terreno o la abundancia de agua para asentarse!!
El mapa del Dr Rubén García no menciona ningún castro con el nombre de Vilar de Condes puesto que, como el mismo indica, considera a esas tierras como ya no pertenecientes al Ribeiro. El caso es que dado que cataloga castros en Moimenta y mismo en Vilariño, lo lógico sería que también hubiese asentamiento castrexo en el entorno de Vilar de Condes.
Recientes hallazgos confirman esto último. Se han encontrado petroglifos en piedras (tipo cazoletas) y un sepulcro escavado en roca en un montículo que pudo albergar un pequeño castro en tiempos pasados.
Con todo, la historia de As Fermosas y del resto de lugares que conforman la parroquia está intimamente ligada al monasteiro de Melón cuya fundación se estima anterior al siglo XII. Tal como relata el historiador Hipólito Sa Bravo en su estudio sobre este monasteiro publicado en la colección "Cuadernos de Arte Gallego" (Ediciones Castrelos, Vigo 1968), la primera prueba documental que siempre se cita cuando se habla de su origen es el privilegio otorgado por el rey Alfonso VII, en mayo de 1142, al abad Giraldo, monje cirterciense llegado de Claraval para implantar esa ordén en dicho monasteiro.
Se cíta que otorgó el rey al monasteiro el coto de Melón, que comprendía los lugares de Melón, Quins y Vilar de Condes por lo que podemos asegurar que la existencia de Vilar de Condes como ente de población ya es anterior al siglo XII. Lo más razoable es que el origen del nombre de Vilar de Condes se deba a que cuando el conde de Ribadavía invitaba a los condes de Lemos, Monterrei, etc a cazar por estas tierras, bien seguro que permanecian en ellas por varios días mientras duraba la actividad de caza.
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